El deporte es salud, pero también implica riesgos. Uno de los más ignorados es el daño ocular. Una cuarta parte de las lesiones oculares por impacto ocurren en el ámbito deportivo, según la Academia Americana de Optometría. Y muchas podrían evitarse con la protección adecuada.
Las lesiones oculares pueden ocurrir en cualquier deporte. Hay tres niveles de riesgo: bajo, medio y alto. Los deportes de alto riesgo requieren más precaución. Implican contacto físico o exposición a factores peligrosos. Algunos ejemplos son el béisbol, baloncesto, hockey, fútbol, fútbol americano, rugby, esgrima, tenis, deportes de raqueta y artes marciales.
Según la Academia Americana de Optometría, una de cada cuatro lesiones oculares por impacto ocurre en el deporte. En niños y adolescentes, este porcentaje es aún mayor.
Sin protección, pueden producirse diferentes tipos de lesiones. Los traumatismos incluyen hematomas oculares, fracturas orbitarias y desprendimiento de retina. Las lesiones penetrantes ocurren por cortes provocados por objetos o dedos. También hay daños por radiación, frecuentes en deportes al aire libre, acuáticos o de invierno.
El sol es otro factor de riesgo. La exposición excesiva a los rayos ultravioleta afecta la superficie ocular, la córnea y el cristalino. Esto puede causar enfermedades como cataratas, cáncer ocular, fotoqueratitis (quemaduras) o pterigium. Esta última es una lesión en la córnea que puede afectar la visión.
Las gafas deportivas son esenciales para proteger los ojos. Garantizan una práctica segura. Deben ser resistentes, cómodas y ergonómicas. También deben ofrecer máxima protección solar. Cada deporte requiere un diseño específico. La montura y las lentes deben adaptarse a la disciplina. Es importante contar con el asesoramiento de un profesional de la salud visual.
En deportes acuáticos, el agua y los productos químicos pueden dañar los ojos. El cloro es un factor de riesgo. Se recomienda usar gafas específicas para natación. Estas pueden ser graduadas. Deben ajustarse bien al rostro para evitar filtraciones.
En surf, buceo, piragüismo o vela, es necesario proteger los ojos del agua. También hay que cuidarlos de la radiación solar, los productos químicos y los impactos accidentales. Un óptico-optometrista puede recomendar las mejores opciones.
En deportes al aire libre, la radiación UV es un riesgo. En esquí o alpinismo, la intensidad de los rayos UV aumenta con la altitud. Las máscaras de nieve deben tener doble cámara y espuma de ventilación. Deben ser de policarbonato y contar con protección 100% UV. Las lentes espejadas ayudan a reducir los deslumbramientos.
En deportes de equipo, la visión periférica es clave. El contacto con las gafas puede ser un problema. Las lentes de contacto son una opción recomendada. Ofrecen visión clara y no se deslizan con la sudoración. No se empañan ni se ensucian con la lluvia o el sudor.
Hacemos deporte para estar bien, pero a veces olvidamos lo más importante: la protección. Usar gafas deportivas no es solo una cuestión de comodidad, sino de seguridad. No pongas en riesgo tu visión. Equípate bien y disfruta del deporte con tranquilidad.
Tu visión es irremplazable. ¡Cuídala!
Fuente: Modaengafas.com